martes, 9 de abril de 2013

Ambos situados en la región Caribe de Colombia.  Uno recostado  al mar Caribe en la jurisdicción del departamento de Sucre, cuya capital es Sincelejo.  El otro, bañado por un ramal del río que más ha contribuido a construir país, el Magdalena;  ubicado para más señas en la depresión momposina,  departamento de Bolivar,  con capital Cartagena.
Santiago de Tolú el primero;  Santa Cruz de Mompox, el segundo. Dos tradiciones de similar factura en el marco de la religiosidad popular,  inscritas en la tradición católica.
Diferencias significativas en sus gentes se ponen de manifiesto en el calor (¡!) mismo de sus celebraciones, que pueden estar indicando además del grado de conservación de la tradición,  rutas diferenciadas en la dinámica cultural de sus poblaciones, relacionadas a su vez con el influjo que ejercen los centros urbanos más próximos a uno y a otro.
Una nota aclaratoria referida al autor de la presente,  pudiera ser pertinente en los términos de despejar cualquier suspicacia: Es Sincelejano,  reside en Tolú; y en esta semana que acaba de pasar estuvo de visita en Mompox, donde de modo intenso pero reposado se aproximó a sus festejos religiosos, observando con curiosidad,  arquitectura y comportamiento de sus gentes. Y un dato adicional: no pertenece a ningún credo religioso. En la temprana adolescencia quedó congelada su perplejidad por las representaciones conmemorativas de las efemérides consideradas sagradas y fundacionales de la tradición religiosa católica.
En Mompox como en Tolú, la participación de la mujer como parte de la organización de los rituales propios de esta tradición, es marginal; con una mayor presencia de ellas  en Mompox (...); eso de marginal no es extraño al curso histórico del papel que ellas han jugado hasta hoy en la institución que salvaguarda y encarna ese credo religioso.
En cuanto a detalles de diferencias formales, la hermandad nazarena del puerto marítimo viste de blanco, absolutamente. Algunas muy pocas mujeres e infantes lucen hábitos lila; se dice de ellas y ellos que lo hacen en  “pago de una manda”. Los hermanos de Mompox, lucen hábitos Azul turquí claro con amarre blanco de donde pende cordón con borlas blancas.
En Santiago de Tolú, a primera vista se evidencia que los nazarenos y asociados a la hermandad, son claramente de procedencia humilde. En santa Cruz de Mompox, se muestra una integración social plural.
Este hecho puede estar en el centro de que en la Villa de Mompox se sienta un cerrado respaldo de la sociedad y sus diversas instituciones para con la tradición; y claro, ello tiene su impacto en ventajas organizacionales y en el acopio de recursos para sortear las demandas de semejante conmemoración.
Paralelo a las festividades estrictamente religiosas, descuella una feria artesanal que copa los amplios andenes internos del colegio Pinillos, y calles adyacentes. Al parecer en esta están representados los más emblemáticos centros artesanales de la región norte colombiana.
En Mompox se respira un ambiente de jolgorio popular que prescinde de la estridencia musical propio de la rumba profana y en el que no se deja ver la presencia impúdica del licor. Mucho menos los embriagados poniendo en escena su histrionismo de francachelas y escandalos imprevisible (…).  Visitas masivas a las muchas iglesias, toma de plazas,  parques y calles por visitantes y nativos, especialmente en torno a los lugares por donde transcurren las profesiones, es nota relevante.
Los sitios abiertos de día y noche, por la albarrada y otras plazas, se atestan de gente comiendo, ingiriendo líquidos no embriagantes, catando y comprando vinos artesanales para llevar, dulces, almojábanas, queso de capa, y el producto artesanal de mayor nombradía: Las más diversas filigranas en plata,  legado de los pioneros en orfebrería que en otrora fueron exponentes de primer orden.

Con merecido orgullo para los momposinos, y profunda admiración de visitantes, no se deja de comentar la virtud de este pueblo: Entre gentío y gentío, un solo robo no sucede!  Y sus casas de puertas abiertas y reuniones en sus andenes,  tampoco registran la presencia de la mano ágil, una,  y armada la otra, despojadora de bienes y causante de daños en los semejantes! Hombres y mujeres del común, transparentan con sus actos diarios que son gentes de convivencia y paz.
Trato cordial, y sencillez. Comedidos y hospitalarios. Los momposinos residentes en otros lares, Cartagena y Barranquilla, entre otros, en semana santa retornan fieles a su tierra,  devolviéndoles el calor a sus casonas coloniales.

En Tolú, la estridencia musical  no descansa. Como tampoco la lujuria del trago.  Es un mundo paralelo al de los creyentes que viven su fervor. Sus gentes, la de la Villa de Santiago, son espontáneos,  de una alegría ex-traversiva. Infortunadamente esta condición asociada a la intolerancia  y acicateada por el trago, explota en acciones agresivas que incluso ponen en peligro la vida de los afectados.

Y el jueves santo!: El hito. La marca que impone la diferencia: Todos, entre los hijos del terruño, residentes y visitantes…,  todos al parque a esperar la “salida del paso”!.

Todos formando  combos de amigos, conocidos y familiares. Y en el centro de cada combo-, con contadas excepciones-, un litro o garrafa del licor preferido!  Y cuando suena la banda con la música característica de la cuaresma,  el guapi-rreo colectivo!!!

…Y hasta que amanezca!,  cuando ingresan el cristo a la iglesia central!



Ramiro del Cristo Medina Pérez
                                                                                                                                                                


Santiago de Tolú, marzo 31 - 2013